El Tabaco Desmitificado
Un cigarrito pal’ susto. Algunos mitos sobre el tabaco y sus explicaciones.
El argumento de las bondades del tabaco ha sido usado como excusa para no dejarlo durante siglos. Son muchos los atributos en la lista, pero en realidad, todos ellos, o bien son mitos, o no valen el daño causado al organismo por el resto de las sustancias. Eso es tanto como pensar que, por el hecho de contener vapor de agua, el humo de cigarro purifica el ambiente.
Recomiendan el cigarro para muchas cosas, entre ellas:
• Calmar los nervios.
• Mejorar la concentración.
• Alivio de la constipación.
Recordemos brevemente a qué grupo de drogas pertenece la nicotina y sus efectos en el organismo.
Una de las clasificaciones de las drogas es de acuerdo con el efecto generado en las personas. En ella, tenemos 3 grandes grupos: los estimulantes, los depresores y los alucinógenos. La nicotina pertenece a los estimulantes del Sistema Nervioso Central, esto es, aumenta la liberación de algunos neurotransmisores del circuito de recompensa. Otro efecto de la nicotina es aumentar la frecuencia cardiaca. Hay más, pero para el tema, con esos dos tenemos para desmitificar varias aseveraciones desde el punto de vista de la fisiología.
El otro aspecto que considerar en esto de los atributos del tabaco es el psicológico. Ya demostró Pavlov que cuando relacionamos algo con la capacidad de detonar una respuesta fisiológica, a un estímulo externo, este último adquiere la capacidad de generar, por sí solo, la respuesta fisiológica.
¿Qué son las respuestas fisiológicas?
Ellas se relacionan con procesos en donde la conciencia no interviene, son respuestas del cuerpo ante eventos muy básicos y ancestrales como la frecuencia cardiaca, la sudoración, la salivación, entre otras.
El fenómeno donde consiguió que un perro salivara con el sonido de la campana es tan clásico que hasta el nombre ha conservado y se conoce como Condicionamiento Clásico.
Ahí tenemos:
Respuesta fisiológica: salivación ante la comida.
Estimulo asociado: sonido de la campana.
Respuesta condicionada: salivación ante el sonido de la campana sin comida presente.
Otro ejemplo sería:
Respuesta fisiológica: disminución de la frecuencia cardiaca cuando uno se empieza a quedar dormido.
Estimulo asociado: Escuchar música tranquila.
Respuesta condicionada: Disminución de la frecuencia cardiaca al escuchar música tranquila sin estar quedándose dormido.
Vamos con nuestro primer mito: Fumar para calmar los nervios.
De entrada, el solo acto de ingresar nicotina a nuestro cerebro aumenta la frecuencia cardiaca y eso es incompatible con la tranquilidad. Sin embargo, también libera dopamina, responsable de respuestas fisiológicas como la satisfacción al comer o el acto sexual. Aunque sean solo segundos y, en caso del sexo, aumente la frecuencia cardiaca y respiratoria, también se genera un estado de calma y se induce el sueño. La primera vez que uno fuma ante una situación estresante, se detonan las respuestas placenteras y de calma descritas.
El individuo tal vez no lo note, pero el cerebro sí. Conforme se repite esta asociación, el condicionamiento se genera.
Entonces, si uno está tenso en un embotellamiento vial y se fuma un cigarro, se produce la misma reacción fisiológica que si uno se lo fuma en la sala de su casa, pero, la persona asocia el acto de fumar con haber perdido el estrés al estar en el embotellamiento. Si esto se repite durante una discusión entre personas, durante la espera de una noticia muy ansiada, etc. La reacción de calma, que se hubiera generado de todos modos, se asocia al evento estresante.
El resultado: fumar calma los nervios.
Segundo mito: Fumar mejora la concentración.
Esto en realidad sí puede asociarse a la entrada de nicotina en el organismo. Una droga estimulante alerta los sentidos y los agudiza. Si uno fuma mientras está trabajando o estudiando y ya se cansó, la respuesta del cerebro ante la nicotina despierta a la persona y la ayuda a volver a poner atención en lo que hace.
El beneficio no puede considerarse una razón para fumar, ya que existen muchas otras técnicas de concentración que no causan enfisema pulmonar.
Tercer mito: Fumar alivia la constipación.
Una persona estreñida no lo es de un día para otro; es un problema que se ha ido gestando a lo largo del tiempo. Por ello, debemos hablar de un antes y un después de fumar.
Las causas médicas de la constipación son variadas y en muchos casos el tratamiento es poco efectivo ya que se requieren cambios de hábitos alimenticios, algo de ejercicio y algunos medicamentos.
Cuando se ha tratado mucho tiempo sin éxito, se crea una situación de estrés, ansiedad e incomodidad.
Ir al baño con un cigarro para aliviar la constipación, no es algo que les funcione a todos, no obstante, a quienes sí les sirve generan un condicionamiento tan fuerte que se vuelve una causa común de recaídas durante la abstinencia.
La explicación se parece mucho a la de la relajación. Si la mente se ocupa de fumar mientras está en el inodoro presta menos atención a su cuerpo y reduce la tensión corporal y emocional facilitando la evacuación.
Sin duda, los fumadores identifican alguno de estos mitos y pueden dar testimonio de sus experiencias afirmando que todo lo que digo es mentira.
La fuerza de una conducta condicionada puede ser muy fuerte y sin un poco de ayuda, eliminarla es difícil.
También hay otro elemento esencial para el mantenimiento de estos mitos y es la superstición.
No estoy hablando de horóscopos; en psicología se estudia algo llamado Conducta Supersticiosa.
El tema es interesantísimo y trata del poder de la sugestión generalizada derivada de una conducta condicionada.
¿Cuántos equipos han ganado un torneo porque el aficionado X siempre vio los juegos?
¿Cuántos de nosotros nos ponemos la misma ropa para la suerte?
¿Cuántos tamales salen más esponjados si se baila alrededor de la olla mientras se cuecen?
Estos son algunos ejemplos de conducta supersticiosa. Es tan poderosa que no se necesita ni de la experiencia propia. Con solo oírlo de algún ferviente convencido uno puede generar la asociación.
Para el cigarro y sus poderes la explicación se relaciona también con esta situación. La probabilidad de que algunas cosas nos sucedan sí puede estar en relación con la expectativa. Es así como se mantiene la superstición: tocando madera o cruzando los dedos.
Cuando “todos saben que el cigarro ayuda a concentrarse” uno no puede defraudar a la mayoría, a menos que sea uno escéptico.
Ni hablar, las peores mentiras son las que se dice uno mismo. El proceso para dejar de fumar aborda todas estas problemáticas y busca presentar una solución definitiva. Cuando uno está en la etapa de la preparación o de la acción franca para acabar con la adicción al tabaco, tampoco debe recurrirse a los tratamientos que surgieron de otras conductas condicionadas o supersticiosas. No debemos olvidarlo.