Reducción de Daño en Tabaquismo: No Para Todos
david blog, Tratamiento para Dejar de Fumar 0
A primera vista, la Reducción de Daño suena nada más a disminuir una conducta nociva para nuestro organismo:
“Si fumo mucho, me enfermo mucho; entonces, si fumo poco, me enfermo poco”.
En realidad, este enfoque abraca un espectro de daño mucho más amplio. No es solo la cantidad de droga, sino, el universo de riesgo alrededor del consumo.
Tan solo el hecho de usar una droga tiene efectos adversos para el individuo a nivel de la salud. De ahí nos vamos a la esfera familiar, social, laboral, económica, ambiental y de pronto, nuestra adicción repercute casi en cualquier parte.
Atacar la drogadicción mejora, poco a poco, las áreas de la vida que se han descompuesto.
Aun considerando lo anterior, el concepto de Reducción de Daño tiene otros objetivos principales.
Esta postura se gestó en Europa cuando el contagio del SIDA entre la población consumidora de heroína se disparó.
La heroína se aplica vía intravenosa, y es una práctica común compartir las jeringas entre varias personas. El contagio de Hepatitis B y diversas infecciones es común entre esa población. La aparición del SIDA los puso en una situación más vulnerable y el contagio se diseminaba a las parejas o a los hijos.
Prohibir la droga o conseguir que todos los adictos dejasen de consumir era una meta absurda. Por ello, se establecieron centros donde a los usuarios podían conseguir jeringas nuevas y estériles sin temor a ser arrestados o juzgados. En esos mismos centros había, por supuesto, ayuda disponible para cambiar al programa de Metadona y de ser posible, dejar la droga. Pero, el objetivo de mayor urgencia era detener la epidemia de SIDA. Y se consiguió.
Pareciera que esta idea propiciaba o premiaba el uso de heroína, pero no fue así. El número de heroinómanos se mantuvo en los mismos rangos mientras que los casos de enfermedades de transmisión sanguínea disminuyeron.
Una vez habiéndose ganado la confianza de los adictos fue más fácil generar bienestar en otras esferas de sus vidas, ayudándoles a conseguir trabajo y vivienda o a tener métodos anticonceptivos apropiados.
El éxito del modelo de Reducción de Daño ha crecido en todo el mundo y se extiende a otras drogas con algunas variaciones. En México, por ejemplo, el CONASIDA ya cuenta con centros donde se reciben jeringas usadas y se cambian por nuevas.
Para el tabaco el escenario plantea otros métodos basados en la misma teoría. No existen centros para a cambiar cigarros usados por unos nuevos y la realidad es que el daño causado por el tabaco en propios y extraños, solo se acaba al dejar de fumar.
Como mencionamos al principio, fumar menos sí hace menos daño que fumar mucho. No obstante, hay niveles de consumo que rebasan el promedio de manera preocupante.
El cigarro hace daño a partir de una pieza, eso es un hecho. Las variables que se añaden son la frecuencia de consumo, el número de unidades consumidas y el grado de adicción de la persona.
Para algunos ya hay adicción con 5 cigarros diarios. Lo demás es una cuestión de intervalos; fumar de 0 a 5 cigarros, 5 a 10, 10 a 15, etc.
Después de una cajetilla al día se está hablando de un consumo donde el riesgo se eleva de forma más rápida. La persona dedica gran parte del día a fumar, interrumpe actividades cotidianas, laborales y sociales por estar fumando, gasta parte importante de su sueldo en cigarros y le da muy poco tiempo al cuerpo para verse libre del humo y la ingesta de sustancias tóxicas. Un fumador puede llegar a fumar un cigarro detrás del otro; se les conoce como fumadores en cadena y en ellos la fisiología de su cuerpo se vuelve sumamente dependiente de la nicotina, al grado que dejar de fumar, los pone en peligro por el síndrome de abstinencia tan agudo que desarrollan.
Ese es el riesgo por evitar, y es el tipo de adictos en los que el programa de Reducción de Daño está más indicado. La desintoxicación puede incluso requerir de hospitalización y la vigilancia médica es indispensable. Para ellos, el primer paso es reducir el número de cigarros o puros fumados al día y ayudarlos a establecer una cantidad fija con la cual se mantendrán una temporada.
De ahí se pasará a disminuirlos cada vez más y más hasta llegar a cero, o bien, hasta que el daño comparativo entre fumar 60 a fumar 10 cigarros diarios le permita haber mejorado su calidad de vida y así seguirse.
El mejor escenario es cuando la Reducción de Daño es parte del proceso para conseguir la suspensión total del consumo. Y eso es lo que se les explica a los interesados en dejar de fumar. Hay quienes se muestran muy dispuestos a dejar el cigarro en un plazo fijo y cortar a cero; para otros, la combinación entre los componentes físico y psicológico les hace más fácil ir reduciendo la cantidad de unidades de 20 a 15 a 10 a 5 y a cero. Esa también es una forma de ir reduciendo el daño.
Ahora bien, hay una forma en la cual ustedes pueden ir calculando el daño al cual han expuesto a su cuerpo derivado del tabaquismo. Es una fórmula para obtener el Índice de Paquetes por Año.
Número de cigarrillos que fuma al día multiplicado por número de años que lleva fumando, y dividido entre 20.
IPA = [No. de cigarros que fuma al día X No. de años fumando esa cantidad ]/ 20
Equivale también a fumar 10 cigarros al día durante dos años o bien, 40 cigarros diarios durante medio año. A partir de un índice de 10 paquetes al año, el riesgo de enfermedad cardiaca y pulmonar se considera elevado.
Si se fijan, son muchas las consideraciones para determinar el tipo de tratamiento apropiado para cada persona. Eso sí, el tiempo pasa y el riesgo aumenta.
Decidirse por una terapia de Reducción de Daño debe discutirse con un profesional calificado y poner en la balanza todas las condiciones personales. Hay muchas voces en contra de esta postura, la compartimos con ustedes y los invitamos a conocer más a fondo el tema.