Toda Gran Marcha Comienza con Un Simple Paso.
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En la publicación anterior hablamos de los pasos que sigue una persona a nivel psicológico para dejar de fumar. Hoy nos ocupa su parte complementaria, la de los estilos o técnicas, especialmente los esfuerzos empíricos, empleados por los fumadores para salir de la adicción a la nicotina.
Anécdotas y técnicas para lograrlo abundan, basta decir que casi cualquier enfoque holístico tiene una, al igual que la medicina y la psicología.
Debemos aclarar que nuestra intención no es favorecer uno sobre el otro, sino hablar desde la experiencia de pacientes y la evidencia científica.
Sin importar la técnica que utilices, el principal reto a vencer es el desarrollo del Síndrome de Abstinencia (en adelante SA), este se presenta al momento de suspender por completo el consumo o ir disminuyendo la cantidad de cigarros hasta llegar a cero.
Hay dos componentes en el SA, el físico y el psicológico. El primero se debe a la falta de nicotina en el cerebro y el descontrol generado por esta. El segundo se da por la fuerte asociación entre el cigarro y el fumador.
Los efectos en la persona duran un par de semanas en promedio, sin embargo, para algunos la experiencia puede ser intolerable y los hace volver a fumar.
Dentro de los efectos más comunes del SA tenemos los siguientes:
- Sudoración.
- Dolor de cabeza.
- Ansiedad.
- Irritabilidad.
- Temblor de extremidades.
- Dificultades para dormir.
- Dificultades para concentrarse.
- Tos.
- Malestar estomacal.
- Hormigueo en brazos y piernas.
- Producción de flemas.
- Náusea.
- Estreñimiento.
Todos ellos son temporales, pero sí puede variar la intensidad de persona a persona. El presentarlo es evidencia incontrovertible y definitoria de ser adicto a la sustancia, el no presentarlo no es evidencia de no ser adicto a la droga. La experiencia durante esos días es derivada del grado de adicción, el tiempo que se ha fumado y de forma importante, el componente emocional.
Algunos síntomas tienen que ver con el proceso de desintoxicación, por ejemplo, la tos se presenta cuando los cilios dentro de los pulmones van “barriendo” el alquitrán ahí depositado. El hormigueo en las extremidades tiene que ver con una mejor circulación, cuyo resultado es llevar sangre más oxigenada a todo el cuerpo.
La reorganización del cerebro para desactivar todos los receptores de nicotina también causa un desbalance inicial en los neurotransmisores, los cuales controlan todo nuestro organismo y afectan los patrones de sueño, digestión, ánimo entre otros.
El aspecto psicológico o emocional puede incrementar los episodios de ansiedad, irritabilidad y genera ideas y pensamientos negativos sobre la experiencia. El cigarro es una compañía para el fumador, a veces es el único con quien la gente se siente bien, se puede dar un tiempo a solas y puede incluso conversar con él. Dejar de fumar es romper con esa relación, lo cual equivale en muchos casos a un divorcio o a la muerte de un ser querido. Casi siempre hay un duelo que se debe superar.
Dicho lo anterior, tenemos quienes dejan de fumar de un día para otro y quienes lo van dejando poco a poco. Cada estilo presenta sus dificultades y sus ventajas y ninguno garantiza el éxito. La decisión es personal, lo más importante es la planeación y el apoyo que se tenga del grupo social y familiar.
Quien deja el cigarro de un día para el otro, corre el riesgo de presentar un SA más severo que quien va disminuyendo el número de cigarros hasta llegar a cero. Por su parte, este último método puede alargar el proceso y la persona puede terminar sin dejar de fumar nunca. A qué me refiero, para alguien cuyo consumo es de 20 cigarros diarios y decide ir disminuyendo de 5 en 5 cada semana, puede prolongar estos intervalos a dos, tres semanas y de ahí a meses; normalmente, vuelven a fumar otra vez el número original de piezas.
Los apoyos existentes son muy variados, existen, por ejemplo:
- Acupuntura.
- Medicina Tradicional China.
- Homeopatía.
- Tratamientos con balines o imanes.
- Herbolaria.
- Hipnosis.
- Pláticas de programación neurolingüística.
Los llamamos “apoyos” porque no hay evidencia científica de su eficacia. Cualquier persona que garantice los resultados con cualquier método es un charlatán.
Dentro del área médica actualmente hay varios tipos de manejo, uno es emplear un medicamento llamado Bupropión. Esta medicina es un antidepresivo que ha demostrado ayudar con las molestias del SA, en especial, la ansiedad e irritabilidad. El segundo se trata de un medicamento diseñado exprofeso para dejar de fumar, se llama Vareniclina y funciona ocupando los espacios de la nicotina en las terminales nerviosas. Al sustituirlos manda el mensaje al cerebro de que no hace falta más y la señal para fumar un cigarro no se genera, de esa forma se eliminan las ganas de fumar y disminuyen de forma importante los efectos del SA.
El principal problema de usar medicamento son los efectos secundarios a la toma de la sustancia; en ocasiones son motivo suficiente para suspender su uso.
Está también la Terapia de Remplazo Nicotínico, o sea, emplear algún sustituto de nicotina pura para quitar las ganas de fumar y eliminar poco a poco la adicción. En el mercado existen los chicles, las tabletas, los inhaladores y los parches. Todos ellos proporcionan una dosis de nicotina a la persona sin el resto de las sustancias nocivas del tabaco.
Usar la Terapia de Remplazo Nicotínico tiene el inconveniente de que en México solo existen los parches de nicotina y son muy difíciles de encontrar, por lo que el tratamiento se ve interrumpido. Otro problema muy común es que las personas no quieran dejar de usarlos para mantener la adicción y la recompensa generada por ella.
Los tratamientos con medicamentos o remplazos de nicotina deben ser prescritos por un médico y tomarse bajo vigilancia del mismo. Requieren de un examen general de salud y derivado de él se elige la mejor alternativa.
Por último, hablaremos de las terapias psicológicas. Cada escuela de esta disciplina puede tratar a quien desea dejar de fumar. Durante mucho tiempo el Psicoanálisis era la elección principal, pero requería de varios meses para completar el tratamiento y fue cayendo en desuso.
Hoy en día existe la Terapia Cognitivo Conductual, cuyo objetivo es entrenar a la persona a vivir sin el cigarro; se le dan estrategias para tolerar el SA, sustituir las actividades realizadas junto con el tabaco y a modificar el pensamiento para conseguir un rompimiento a largo plazo.
Se ha visto que los mejores resultados se dan cuando se combina un medicamento, un reemplazo de nicotina y la terapia psicológica. Este método incrementa la posibilidad de éxito hasta en un 20%.
Cada persona es distinta y puede tener resultados positivos con cualquiera de los apoyos y técnicas aquí descritos. Nuestra intención es hacerles ver que hay muchas alternativas y si una no funciona se puede echar mano de las demás.
El viernes hablaremos de la Reducción de Daño, la cual es una propuesta válida e interesante para algunos fumadores o adictos a otras drogas.